Las clases duran dos horas para que al alumno le dé tiempo a arrancar, hacer las tareas y terminarlas
No hay aulas, tal y como se conocen trandicionalmente, ni pizarras ni pupitres. En las escuelas suecas Vittra los alumnos circulan libremente y cualquier lugar del centro es bueno para aprender, con profesores o con otros compañeros. A veces en las escaleras, otras sobre cojines o tumbados en el suelo. Estos centros han revolucionado la forma de educar, aprender y enseñar con nuevos conceptos sobre el espacio y el tiempo. Los estudiantes aprenden a su ritmo en un modelo distinto y profundamente innovador, sin clases y sin rígidos horarios.
Vittra es una empresa que gestiona 27 centros educativos de preescolar (1 a 6 años) y escuelas (de 6 a 16) en Estocolmo y en la zona sur de esta ciudad. Cerca de 8.500 alumnos se benefician gratuitamente de estas enseñanzas. Aunque estos colegios estén gestionados por una empresa privada, son financiados con fondos públicos. Por eso, están sometidos a unas restricciones, por ejemplo, no pueden cobrar ni matrícula ni ninguna cuota a los alumnos que tienen que ser admitidos por riguroso orden de llegada, es decir, sin examenes de acceso.
Los pilares de la innovación
Las escuelas Vittra nacieron hace veinte años planteando ya verdaderos retos educativos. Por ejemplo, en estos centros la tecnología es fundamental para el aprendizaje; el aprendizaje se realiza a través de la propia experiencia y en contacto continuo con la vida cotidiana; el modelo está basado en el bilingüismo y las aulas se suprimen dejando paso a nuevos conceptos del espacio.
«La idea del espacio abierto en lugar del aula cerrada (que también se utiliza cuando se considera apropiado) es dar la posibilidad a profesores y alumnos de cooperar en el trabajo. El aprendizaje es un proceso que suele tener lugar cuando se trabaja, se conversa y se debate con los docentes o con otros compañeros. El propósito es crear un espacio en el que nuestros alumnos estén siempre acompañados por uno o varios profesores», explican desde las escuelas Vittra.
El espacio se organiza alrededor de una plaza central abierta
El tiempo que se dedica a las clases es otro de los conceptos revolucionarios en las escuelas Vittra. Las clases duran unos 120 minutos para dar tiempo a los alumnos a arrancar el tema, realizar las tareas y terminarlas a su propio ritmo. En ocasiones duran 60 minutos. Todo depende de la materia y la edad del alumno.
Un plan individualizado
Cada alumno posee lo que se ha denominado «libro Vittra», un plan de desarrollo individual donde se evalúa su currículum académico y los logros conseguidos por cada estudiante. A través de internet, padres e hijos conocen y siguen el trabajo del alumno en la escuela, sus evaluaciones, sus ritmos o sus necesidades de apoyo.
El docente tiene la función de guiar al alumno y motivarle
Cuando concluyen la enseñanza obligatoria hasta los 16 años, los chicos son «responsables de su propio aprendizaje», afirman los responsables de Vittra. «Son capaces de aprender a aprender, de encontrar información, de resolver problemas y de reflexionar sobre su aprendizaje», aseguran. Los grandes pilares para su futuro.
Las seis promesas de Vittra
M. J. P-B. MADRID
1. Descubrir el método que mejor se ajuste a cada alumno:Los niños juegan y aprenden de la forma más adecuada a sus necesidades, curiosidad e inclinaciones.
2. Aprender a partir de la experiencia: Así se refuerza su motivación y se inspira su creatividad.
3. Comprender su propio aprendizaje: Los alumnos disponen de herramientas para adquirir nuevos conocimentos y profundizar en su comprensión de «cómo aprendo», lo que les capacita para aprender de manera más fácil y eficaz en el futuro.
4. Tener confianza en los alumnos y en sus aptitudes: Los estudiantes adquieren más conciencia de sí mismos, e su potencial y de su fortaleza. De manera que se enfrentan con gusto a los retos.
5. Desarrollar su capacidad de comunicación y de interactuar con otros: Los alumnos entienden las necesidades e intereses de los demás.
6. Hacerse con los medios necesarios para estudiar y trabajar en un entorno internacional: Los alumnos desarrollan un verdadero bilingüismo sueco-inglés, experimentando y estableciendo contactos internacionales a través de redes y programas de intercambio con el extranjero.
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