Sobre portafolios digitales (ePortafolios)…
Publicado en Ambientes Personales de Aprendizaje (PLE), e-Learning
Desde hace tiempo tengo en la cabeza poner en blanco y negro (o al menos en escala de grises) algunas ideas sobre el tema de portafolios electrónicos. Hacía días me había encontrado un post de Stephen donde habla al respecto, en el cual hay un enlace a un documento de Helen Barrett que esquematiza de manera muy clara dos posibles usos para un portafolio. Lo compartí en Twitter y, al parecer, despertó interés entre varias personas.
Resulta que el documento de Helen incluye un esquema muy interesante que tiene una traducción al español. Sin embargo, encontré que en esa traducción faltan algunas cosas que están en el diagrama original, así que decidí hacer mi propia traducción, siendo lo más fiel posible al original (tanto en contenido como en forma). Este es el diagrama (ya se lo envié a Helen para que, si lo desea, lo actualice):
Entre las cosas importantes del diagrama está la identificación del papel que el portafolio cumple como apoyo al proceso de aprendizaje y como vitrina de los productos que lo evidencian, así como la forma en la que estos dos usos responden a procesos de reflexión diferentes: uno más inmediato y uno más retrospectivo. Uno que está asociado a una evaluación formativa (no tan frecuente) y otro a una evaluación sumativa (la más habitual).
Ponerlo en términos de procesos tiene como ventaja que la discusión no se centra en una tecnología específica. De hecho, como lo sugiere el diagrama, un blog puede ser suficiente para soportar la construcción de un portafolio. Lo que me lleva al centro de esta entrada pues, al menos en mi experiencia reciente, pareciera que este tema suele estar muy enfocado en una palabra: Mahara.
Tengo que admitir que, después de varios años de tratar de ver el mundo en términos de distribución (en lugar de centralización), me cuesta trabajo pensar en que un sistema centralizado (sea un LMS o un sistema de portafolios) sea la mejor opción para apoyar procesos de aprendizaje personal (no personalizado) enfocados en el desarrollo de la autonomía. Claramente, pueden ser más cómodos desde una perspectiva institucional, pero limitan enormemente el desarrollo de las habilidades de gestión de la información personal y de la presencia en línea, cada vez más importantes en un momento en el que los intereses corporativos están dando cierre a una etapa de alta expectativa, mucha esperanza y, diría yo, incluso de ingenuidad.
Por eso, en sintonía con lo que menciona Stephen, desde hace rato veo con mucho interés A domain of one’s own, el proyecto de la Universidad de Mary Washington liderado por Jim Groom, que busca poner en juego las ideas de ciberinfraestructura personal de Gardner Campbell y desarrollar en docentes y estudiantes capacidad para gestionar su presencia en línea y su información personal, en donde el blog auto-alojado, independiente de proveedores de servicio específicos, tiene un papel protagónico.
Detrás de esto hay toda una discusión respecto al papel de las instituciones educativas (como para variar). En un entorno de escasa disponibilidad tecnológica, es justificable que la institución provea servicios centralizados. Tal como ocurrió con el correo electrónico en los 90s. Pero cuando el entorno cambia de manera tan radical como lo ha hecho en los últimos años, se hace indispensable revisar el papel que juega (o podría jugar) la institución educativa frente a estos temas, considerando la misión formativa que define su naturaleza.
Así las cosas, la discusión no puede estar limitada a la conveniencia institucional de los sistemas centralizados (en términos de seguridad, integración y control, por ejemplo, para no mencionar la obsesión con el Big Data sobre la que advierte Barbara Bray), sino que debería incluir un análisis de los efectos (positivos y negativos) de usar una configuración tecnológica determinada en la capacidad de los estudiantes (y docentes) para responder con criterio al escenario actual, saturado de empresas que crean sus fortunas con los datos personales que (a veces sin saberlo) compartimos todo el tiempo.
Por eso no termina de convencerme Mahara. No por sus características técnicas, sino porque es posible usar otro tipo de herramientas para este fin (como un blog, otra vez), y al usarlas estamos contribuyendo a desarrollar (ojalá) ciertas habilidades que todavía no vemos como urgentes pero que son decisivas (desde mi perspectiva) para ejercer una verdadera ciudadanía global.
Así que si usted quiere organizar su propio portafolio (o promover en sus estudiantes su uso), anímese a empezar por un diario de aprendizaje, y luego piense en cómo puede visibilizar/articular ciertas zonas de él para hacer visibles sus productos de aprendizaje. Eso lo puede hacer con un blog (y aquí es inevitable recomendar WordPress). No se necesita más.
Lo anterior complementa, obviamente, mis razones para usar un blog. Como de costumbre, son argumentos en permanente evolución.
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